viernes, 8 de julio de 2011

Mi último desahogo


Te escribo esta noche otra vez,
Aún cuando pensé que no habría un "otra vez",
Pero tu ser, el esbozo de tu piel,
Hace irresistible el cobijarte en mis versos sin miel.

Quisiera tenerte en mis brazos... pero no puedo
Encontrar el amor en tus besos; el mar consume mis lamentos.
Por último, aunque sea borrar de mi alma el sentimiento...
Pero estoy débil... y el destino sabe que no puedo.

Tropiezo con la misma piedra... ¿No me da vergüenza?
Pero eres tan frágil y serena que me desesperas.
Por tú sencillo interés hasta en escribir haría mi mejor esfuerzo;
Pero te miro muy alto; y tu me miras muy hacia abajo.

Y me ahogaría en todo aquello que de ti nunca tendré,
Caería en la locura por todo lo que contigo nunca podré ver,
Me engaña el corazón, y el muy idiota cree que es acierto;
Pobre de mí, que he de sufrir todos sus arrebatamientos.

Nunca me vas a querer como yo te quiero,
Jamás la realidad será de mis sueños el arquitecto,
Maldito estoy; de mi triste necedad soy prisionero,
Del desamor el Rey, de las pasiones un extranjero.

Eres hermosa; y no te enteras.
Eres preciosa, más que rosas o mariposas.
Extendería mis manos al cielo por un poco del cariño de tus dedos;
Pero nada pasaría. Seguirías durmiendo...

Irradiaría mil luces esta aciaga noche,
Convertido en presa de mis sinsabores,
En los que construyo vacíos horizontes,
Donde tu voz de mí para siempre se esconde.

A m lado no te tendré y no te tengo,
Todo lo demás se lo lleva para siempre el viento.
Quiero amar... y parece que no debo.
Siempre caigo en el error de dolor infecto.

Y las risas que hemos compartido,
Los maravillosos días que vivimos,
Serán recuerdos... y sólo eso;
Para tí nada va a llegar más lejos.

Con dolor he de bajarte de tu trono,
Sin emoción habré de extinguirme en un largo reposo,
Hasta que explote la cruel pasión de anhelarte,
En la que por lo perdido podría acabar arrastrándome.

Fuiste tan hermosa... para mis ojos angelical y perfecta;
En mis ideas tu réplica compite por ser la reina..
¡Y yo he de ejecutar su condena!
Pues nunca fuiste ni nunca serás lo que en mi realidad se alberga.

Como una vela me derrito,
Y en el ocaso de lo infinito,
Estos versos entierro en el suelo,
Y de todo mi corazón los destierro.

Yo así lo decreto.

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En vez de escribir una reflexión, quise cambiar un poco las cosas y poner esta poesía aquí. Tal como el título dice la proclamo mi último desahogo.

A partir de hoy camino solo.

1 comentario:

  1. Poesía triste, al contemplar como se apaga la llama de esa vela por la que tanto luchamos por mantener encendida.
    Quedando nuestras almas en las tinieblas perdidas en ese camino solitario.
    Pero... no estamos solos, pues cada anochecer nos alumbra la luna, la mas bella estrella que nunca nos abandona

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